Las elecciones que han tenido lugar en Holanda recientemente eran esperadas por todos los europeos para comprobar si el populismo continuaba su ascenso. Pero en esas elecciones un asunto no político me ha llamado mucho la atención: se ha vuelto al recuento tradicional de voto para evitar el saboteo de los hackers… de los hackers rusos han puntualizado en algunas noticias. ¿Fueron medidas prudentes o nos estamos volviendo todos paranoicos?
Asustado por el panorama me desplacé raudo y veloz a la tienda que ofrece Servicio de mantenimiento informática Valencia y de la que soy habitual. Son expertos en cuestiones relacionadas con las ciberseguridad. “Hay un poco de todo, un poco de prudencia y dos tacitas de paranoia”.
Al parecer, según me comentan, el problema con las elecciones en Holanda vienen de un sistema informático de recuento de voto antiguo, prácticamente obsoleto. Un experto en seguridad cibernética que trabajaba para el estado holandés alertó de que ese sistema de recuento podría ser pasto para hackers. La experiencia estadounidense también ayudó a cambiar a última hora a un sistema de recuento manual.
Según el experto holandés, “un iPad era más seguro que el sistema informático de recuento”. Dicho así, no nos extraña que cambiaran a última hora. Hay que tener en cuenta también que en Estados Unidos se extendió el rumor, sobre todo desde la prensa afín al (perdedor) Partido Demócrata que las elecciones habían sido manipuladas por hackers rusos. No solo la campaña, filtrando datos comprometedores de la candidata demócrata, sino también (y esto es mucho más aterrador) manipulando el voto en algunos estados.
Desde la tienda que da servicio de mantenimiento informática Valencia me cuentan que todo es posible pero altamente improbable. De cualquier manera yo me quedó más con la palabra ‘posible’ que con lo de ‘improbable’.
No cabe duda de que la guerra cibernética y la ciberseguridad son el caballo de batalla de los diferentes gobiernos, la inversión en estos campos está creciendo exponencialmente porque muchos gobernantes parecen haberse dado cuenta que el poder ya no se gana con tanques y aviones supersónicos, sino controlando (y manipulando) los datos y la información.