Siempre había sentido cierta vergüenza por este problema. Me costaba dar la mano en las presentaciones porque temía que se notara. Y es que padecía de hiperhidrosis palmar, pero antes de llegar a ese diagnóstico, yo solo sabía que me sudaban demasiado las manos. Fue en la adolescencia cuando lo empecé a notar con más asiduidad. No recuerdo que de niña lo tuviera, pero si fue así, no le debí dar importancia. Fue cuando me hice un poco más mayor cuando me empezó a afectar.
Ya se sabe cómo somos en esa época, nos tomamos demasiado en serio todo, como si tuviéramos miedo de ser diferentes o no encajar, aunque sea algo con tan poca importancia como esto, al menos aparentemente. Pero cuando algún amigo o amiga me decía lo de las manos me ponía roja de vergüenza. De todas formas, lo dejé pasar y tampoco lo llegué a comentar en el médico porque seguro que hubieran recomendado antes acudir a un especialista dermatologia medica quirurgica en Vigo.
El tiempo pasó y fue al hacerme un nuevo seguro médico en el trabajo cuando revisando la documentación de los servicios que ofrecían vi que tenían un departamento especializado en dermatología. Miré por internet y fue así como encontré esa palabra: hiperhidrosis, un sudor excesivo en alguna parte del cuerpo, que suelen ser las manos, los pies o las axilas. En mi caso, solo eran las manos, pero no perdía nada por acudir a un especialista dermatología médica quirúrgica en Vigo para ver qué me podían decir.
Y, efectivamente, confirmaron mi hipótesis y me hicieron algunas pruebas para determinar de dónde podía proceder la causa de esa sudoración excesiva, sobre todo si podía tener relación con el tiroides, algo que finalmente no sucedió. Es cierto que el problema no era constante, sino que había fases en las que ni lo notaba. Por eso, decidimos seguir un tratamiento con toxina botulínica que funcionó muy bien desde el principio. Una de las causas podía ser el estrés o la ansiedad, pero con este tratamiento todo fue bien y yo me quedé mucho más tranquila.