La almeja congelada es un preciado manjar en la dieta mediterránea y atlántica. Desde mediados del siglo XX se cultivan intensamente la fina y la babosa, dos variedades de este molusco que viven en el litoral atlántico. Consumirlas 1-2 días después de su captura es lo ideal, pero ¿congelarlas evita que se mantengan frescas?, ¿este proceso disminuye sus valores nutricionales?, ¿limita el número de recetas posibles?
Al igual que otros productos del mar sometidos a bajas temperaturas, las almejas no pierden su sabor, propiedades ni frescura, siempre que el proceso de congelación se desarrolle de forma adecuada. Este molusco se caracteriza por sus aportes vitamínicos de retinol, ácido fólico, vitamina B o niacina, así como yodo, magnesio, calcio, sodio, hierro, zinc y otros minerales.
Aunque las almejas congeladas mantienen sus valores minerales y vitamínicos, la descongelación desempeña un papel crucial en lograrlo. Los métodos artificiales de descongelación demuestran ser una mala práctica, a menudo nacida de las prisas, con desastrosos resultados. Según expertos gastrónomos, las almejas deben descongelarse de forma natural, sacándolas de la nevera unas 16-24 horas antes de enviarlas a la cazuela o la sartén.
Además, como primer paso antes de cocinarlas, las almejas deben limpiarse con ayuda de un colador. Basta con introducirlas en este enser y ponerlas bajo el grifo, removiéndolas con la mano durante 30 segundos aprox. Por otra parte, su presentación final en el plato puede verse afectada al quedar cerradas. Para evitar este problema, cada almeja debe abrirse individualmente antes o después de cocinarla. El ajo, la cebolla, el vino blanco y determinadas vinagretas y salsas ayudarán a saborizar este producto durante su preparación.
¿Son las almejas congeladas igual de versátiles en términos gastronómicos que las recién capturadas? La respuesta es sí, y son muchas las recetas que permiten disfrutarlas en todo su esplendor, como demuestran recetas como el rape con almejas, la sopa al estilo Nueva Inglaterra o las almejas a la marinera. También pueden cocinarse acompañadas de quinoa, en salsa picante o en salsa verde, a la manzanilla con jamón o en combinación con arroces, pulpo, vino blanco, bacalao y otros ingredientes compatibles.