Es frecuente que cuando un producto lleva poco tiempo en el mercado de lugar a confusiones. A veces, algunas de ellas perduran en el tiempo y se instalan en la mente de las personas siendo complicado cambiar los esquemas, aunque poco a poco se logra hacerlo. Es el caso de la leche sin lactosa, un producto que ya no es tan nuevo en los mercados, pero sobre el que todavía se suelen decir cosas que tienen poco o nada que ver con la realidad.
Hoy, todas las marcas importantes de leche tienen variedades sin lactosa, un buen ejemplo es central lechera asturiana sin lactosa que se puede encontrar entera, semidesnatada y desnatada. Pero muchas personas no tienen claro qué significa “sin lactosa” y que cualidades tiene esta leche.
Un buen ejemplo lo tenemos en una situación que muchos intolerantes a la lactosa han vivido en cafeterías de todo el país. Al preguntar por la leche sin lactosa, les dicen que no hay, pero que pueden ponerles leche desnatada. Muchas veces, la persona intolerante se queda un poco sorprendida por la respuesta, sobre todo cuando el camarero o camarera insiste en que esa leche le hará menos daño.
La confusión viene de algunas personas saben que la lactosa es un azúcar de la leche e interpretan que la leche sin lactosa es en realidad leche sin azúcar. Como la leche desnatada engorda menos, deducen que es porque no tiene azúcar y, por tanto, tampoco tendrá tanta lactosa.
A esta idea contribuyen algunas publicidades de leche sin lactosa que hablan de “sentirse ligero” con esa leche. Evidentemente, es una forma elegante de decir que esa leche no va a causar flatulencias en la persona intolerante, pero muchos asocian que la leche sin lactosa adelgaza.
Es cierto que la lactosa es un azúcar de la leche, pero realmente, no se elimina de la leche. Se le añade lactasa, un enzima digestivo que ahora se ha logrado producir artificialmente y este actúa sobre ese azúcar deshaciendo sus moléculas y dividiéndolas en dos azúcares diferentes que son fácilmente asimilables por los intolerantes.
Por tanto, la leche sin lactosa tiene las mismas calorías que la leche normal. Si se compra leche entera, da igual que sea con o sin lactosa y lo mismo pasará si la leche es desnatada. Sobre la hinchazón abdominal, la leche solo causa este efecto en los intolerantes y no se trata de engordar, sino de acumular gases por una mala digestión.