El reglamento Reglamento (CE) 834/2007 es la norma que está en vigor en la Unión Europea, pero cada país tiene autoridad para el control y envasado de productos ecológicos. La certificación de que un producto es ecológico en España está delegada a cada Comunidad Autónoma. En las comunidades puede ser un organismo público o privado el que lleve a cabo los controles y otorgue el sello oficial, pero tanto los públicos como los privados tienen que estar reconocidos por la Unión Europea que es la que marca las pautas del certificado ecológico europeo. Por este motivo encontramos tantos sellos diferentes en función del origen de un producto y de dónde se envase.
En la Unión Europea los términos ecológico, biológico y orgánico referidos a un alimento son equivalentes y se puede utilizar cualquiera de ellos para los sellos o para la definición del producto. Si un producto lleva el certificado ecológico europeo quiere decir que se ha producido teniendo en cuenta estrictas normas de calidad, de bienestar animal, de producción sostenible y de respeto al medio ambiente.
Por ejemplo, una leche ecológica procederá de vacas que pastan al aire libre el máximo posible y que no toman piensos como base para su alimentación. Además, estas vacas, en base al respeto animal y a un modelo sostenible, no tomarán suplementos para dar más leche y tendrán unos descansos establecidos entre fecundación y fecundación. En el caso de frutas, nos encontraremos con que el uso de pesticidas está restringido y que los productos se basan en una producción sostenible. Por supuesto, el respeto al medio ambiente también es imprescindible para este sello, no pudiendo contribuirse a la deforestación para plantar o realizar vertidos contaminantes.
Todo esto da como consecuencia productos de una gran calidad, con todas sus propiedades y el sabor que realmente le corresponde tener. Por eso, cuando algunas personas toman un vaso de leche ecológica sienten que vuelven a la infancia porque su sabor les recuerda al de la leche de verdad, la de toda la vida, procedente de vacas que se alimentan con hierba y que no están sometidas a altos niveles de estrés.
Lógicamente, el coste de producción de este tipo de productos es algo mayor por lo que el coste final también lo es, aunque no tiene que ser lo exageradamente caro que algunas marcas tratan de establecer aprovechándose de la preocupación cada vez mayor del consumidor por llevar a su mesa alimentos ecológicos de calidad.