Este verano en el cual no tenía demasiada intención de ir a la playa para así evitar las masificaciones, tengo suerte de tener un amigo con un barco pequeño en el cual nos vamos los dos todas las tardes a navegar y a pescar. Él ya me había comentado que este año él tampoco tenía ninguna clase de intención de ir a las playas y que era mejor que este año solamente fuésemos al barco, que allí estaríamos más seguros, algo con lo que estoy completamente de acuerdo.
Pero este año el barco nos dio unos cuantos problemas, primero fue el motor que no nos encendía y para dar con la avería tuvimos que desmontar el motor unas cuantas veces y resultó que el problema no lo teníamos en el motor sino en el mando de control. Se había roto un sensor que no detectaba el punto muerto y si no te lo detecta la llave no funciona. Para encontrar esa avería además de desmontar el motor tuvimos que puentear diferentes cables para ver si encontrábamos donde estaba el fallo. Esa solución nos la dio un señor que lleva un montón de años en esto de las embarcaciones de recreo y sabe donde suelen dar los fallos.
Pero además del problema con el motor ahora se nos ha roto una de las ventanas del parabrisas y para poder montarlo vamos a tener que llamar a una carpintería de aluminio en vigo para ver si nos pueden ayudar, porque es bastante molesto llevar la ventana rota que va golpeando constantemente cuando navegamos. Menos mal que esos han sido todos los problemas que hemos tenido con el barco porque con lo del motor ya nos estábamos desesperando porque durante tres semanas no dábamos con el fallo.
Unos conocidos que este año se han comprado un barco parecido al nuestro también están teniendo problemas con su motor, pero el problema es que su motor es como cuatro veces más grande que el nuestro y es mucho más complicado, es como si el suyo fuese un motor de coche y el nuestro un motor de motocicleta.