Siempre me ha fascinado el mundo rural gallego, con sus paisajes verdes, sus casas de piedra y esa atmósfera de tranquilidad que invita a desconectar del mundo. Así que cuando vi la oferta de trabajo en una empresa de alquiler de fincas rústicas Galicia, no lo dudé ni un segundo. ¡Era la oportunidad perfecta para combinar mi pasión por la naturaleza con mi vida profesional!
Llevo ya unos meses trabajando en esta empresa y cada día me sorprende más la diversidad de propiedades que gestionamos. Desde acogedoras casas rurales con chimenea y huerto hasta impresionantes pazos con historia y amplios jardines, pasando por rústicas cabañas en plena montaña o modernas villas con piscina e increíbles vistas al mar. ¡Hay para todos los gustos!
Mi trabajo consiste en atender las consultas de los clientes, asesorarles sobre las mejores opciones según sus necesidades y preferencias, gestionar las reservas y asegurarme de que todo esté perfecto para su llegada. También me encargo de visitar las propiedades, revisar su estado y coordinar el mantenimiento con los propietarios.
Lo que más disfruto de mi trabajo es el contacto con la gente. Conocer a personas de diferentes lugares y culturas que buscan en Galicia un remanso de paz, un lugar donde conectar con la naturaleza y disfrutar de experiencias auténticas. Me encanta poder ayudarles a encontrar la finca ideal para sus vacaciones, su escapada romántica o su reunión familiar.
Además, tengo la suerte de recorrer Galicia de punta a punta, descubriendo rincones con encanto que nunca antes había visitado. Pequeñas aldeas con casas de piedra, bosques frondosos, playas salvajes, ríos cristalinos… ¡Un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza!
Por supuesto, no todo es idílico. A veces me toca lidiar con imprevistos, como una avería en una casa o un cliente insatisfecho. Pero en general, las satisfacciones superan con creces los desafíos.
Trabajar en el sector del turismo rural en Galicia es una experiencia muy gratificante. Me permite conocer gente interesante, descubrir lugares increíbles y contribuir a que otros disfruten de la magia de esta tierra. Y lo mejor de todo es que, al final del día, me siento parte de este paraíso.