Con la limpieza del hogar estoy en un término medio: ni soy un fanático ni un dejado. Recuerdo cuando mis padres me dejaron solo las primeras veces. Ellos se iban a pasar fuera el fin de semana y yo me quedaba al cargo de la casa ya que mis hermanos mayores ya se habían emancipado. Fue en aquellos momentos cuando me di cuenta de lo duro que era limpiar. Mi madre tenía la casa como una patena como se suele decir y aprendí a al menos intentar que la casa estuviera en condiciones.
No todo me gustaba, pero lavar los platos sí. No recuerdo porqué, pero me gustaba. Solía hacerlo con la música puesta, yo creo que eso fue lo que influyó para cogerle el gusto a lavar los platos. Y es que cuando mis padres no estaban en casa podía poner la música un poco más alta…
Pero los tiempos cambiaron y desde hace meses no lavo un plato. En mi nueva vida no ando precisamente sobrado de tiempo y he aprendido a sacar partido de la tecnología. Y sí, el lavavajillas ha llegado para sustituir mis manos. Miramos en un catalogo electrodomesticos y nos hicimos con un lavavajillas amplio y a buen precio. Es verdad que no es el más avanzado del mundo pero queríamos, sobre todo, que tuviera una buena capacidad y fuera fiable. Tampoco nos importaba que no tuviera muchos programas de lavado, por ejemplo.
Si alguna vez decido lavar un par de platos por no poner el lavavajillas no entiendo cómo era posible que me gustara. Tal vez era el hecho de estar solo en casa, de tener un poco de autonomía y responsabilidad, porque si no, no lo entiendo. Ahora que llevo viviendo solo muchos años, lo de tener autonomía y responsabilidad ya no tiene tanto atractivo, la verdad: más bien me gustaría tener un poco menos…
Gracias al catalogo electrodomesticos ya no tenemos que hacer esa ardua tarea de lavar los platos que antaño tanto me entretenía. Lo siguiente será comprar un robot que cocine, si es que eso existe realmente o es ciencia ficción…