Con su ritmo constante y su clima a veces impredecible, Vigo me ha enseñado que la comodidad y la seguridad son esenciales. Y ahí es donde entro yo, junto a mi equipo instalación puertas automáticas en Vigo que hacen la vida un poco más fácil. Cada día es una aventura diferente, un reto que me apasiona.
Desde temprano, la furgoneta se convierte en nuestra oficina móvil. Cargada de herramientas, piezas y la promesa de un nuevo proyecto, nos dirigimos a nuestro destino. A veces es un garaje en una vivienda unifamiliar, otras, el acceso a un local comercial en el centro, o incluso la entrada de un edificio de apartamentos con vistas a la ría. Cada lugar tiene sus particularidades, sus desafíos.
Lo primero es siempre la toma de medidas. La precisión es fundamental. Unos milímetros de error pueden significar la diferencia entre una puerta que funciona a la perfección y una que se atasca o no cierra correctamente. Luego, viene la preparación del terreno, la instalación de los raíles y la colocación del motor. Cada paso requiere atención al detalle y un buen conocimiento de los mecanismos.
Me encanta la variedad de puertas con las que trabajo: correderas, batientes, seccionales… Cada una tiene su propio sistema y requiere una técnica de instalación específica. La tecnología avanza a pasos agigantados, y siempre hay nuevos modelos y automatismos que aprender. Los mandos a distancia, los sensores de movimiento, los sistemas de seguridad… Cada componente debe estar perfectamente sincronizado para garantizar un funcionamiento seguro y eficiente.
Uno de los aspectos que más disfruto de mi trabajo es el contacto con los clientes. Sus rostros de satisfacción al ver la puerta funcionando por primera vez, la comodidad que les proporciona, es la mejor recompensa. Saber que he contribuido a mejorar su calidad de vida me llena de orgullo.
Pero no todo es perfecto. A veces, nos encontramos con imprevistos: muros que no están a nivel, instalaciones eléctricas complicadas, o simplemente, el clima que decide no cooperar. La lluvia y el viento pueden ser nuestros peores enemigos, especialmente cuando trabajamos en exteriores. Pero con paciencia y profesionalismo, siempre encontramos una solución.
La seguridad es primordial. Nos aseguramos de que cada puerta cumpla con las normativas vigentes y realizamos pruebas exhaustivas para garantizar su correcto funcionamiento. Los accidentes pueden ocurrir, y nuestra responsabilidad es minimizarlos al máximo.
Al final del día, cuando regreso a casa, siento la satisfacción del trabajo bien hecho. Mis manos están cansadas, pero mi mente está tranquila. Sé que he contribuido a hacer de Vigo una ciudad más cómoda y segura, una puerta automática a la vez.