Alinea tu sonrisa con la última tecnología

Hace poco decidí dar el paso y buscar el mejor aparato dental en Sanxenxo para alinear mi sonrisa. Si soy honesto, llevaba años postergándolo porque la idea de llevar brackets me hacía retroceder a la adolescencia, con esas imágenes de metal en los dientes que no me inspiraban nada de confianza. Pero, ¿qué opción tenía si cada vez que sonreía me sentía consciente de mis dientes? Así fue como comencé a investigar y descubrir todas las alternativas que existen hoy día para corregir la dentadura, desde los tradicionales brackets metálicos hasta los modernos alineadores invisibles. Me sorprendió la cantidad de avances y cómo la tecnología ha hecho que este proceso sea mucho más cómodo y menos visible de lo que uno podría imaginar.

Los brackets, aunque tienen esa fama de ser visibles y «molestos», siguen siendo bastante efectivos para corregir problemas severos. En mi consulta con un ortodoncista en Sanxenxo, me explicaron que estos pequeños dispositivos adheridos a los dientes son ideales para casos donde hay mucha diferencia en la posición de los dientes o problemas de mordida que necesitan un ajuste más complejo. Por otro lado, una de las opciones que más llamó mi atención fueron los alineadores invisibles. Esos modelos de plástico transparente que prácticamente no se notan. Me pareció la opción ideal para alguien que, como yo, buscaba una solución discreta pero igual de eficiente. Con ellos, puedes quitarlos para comer o cepillarte los dientes, lo que facilita mucho el día a día. Sin embargo, requieren un gran compromiso porque, para que funcionen, debes usarlos prácticamente todo el tiempo.

La parte que más me preocupaba era encontrar un buen profesional en la zona. Me di cuenta de que buscar un ortodoncista de confianza es como buscar a alguien que se encargará de un proyecto a largo plazo en tu vida. Sanxenxo cuenta con clínicas dentales con excelentes especialistas que me ofrecieron un trato personalizado, explicándome qué sistema funcionaría mejor para mi caso. Lo primero que hicieron fue tomarme unas radiografías y hacer un análisis exhaustivo de mi mordida, algo que me dio mucha confianza. Una de las cosas que más me impresionó fue cómo utilizan programas digitales para mostrarte la evolución que tendrá tu sonrisa, incluso antes de comenzar. Esto hizo que estuviera mucho más motivado para empezar el tratamiento.

Las cifras pueden variar bastante y dependen tanto de la clínica como de los materiales que elijas. Los brackets metálicos suelen ser la opción más económica, con precios que comienzan alrededor de los 2.000 euros, aunque pueden ser más costosos si eliges cerámicos o de zafiro, que son menos visibles. Por otro lado, los alineadores invisibles suelen rondar los 3.500 a 5.000 euros, dependiendo también de la duración que requiera el tratamiento. En mi caso, me preocupaba cómo afectaría este costo a mi presupuesto, pero la mayoría de las clínicas en Sanxenxo ofrecen facilidades de pago que te permiten ir abonando poco a poco. Eso sí, el coste económico debe ir acompañado de un compromiso con el cuidado y mantenimiento, porque invertir ese dinero para después descuidar el tratamiento no tiene mucho sentido.

Me explicaron que la duración depende de cada caso. Algunos tratamientos pueden durar un año, mientras que otros se extienden hasta los tres. Para mí, la idea de que los días pasen más rápido de lo que imaginamos fue un punto clave para no dudar en empezar. Lo que sí entendí rápidamente es que, sin importar el tiempo, el compromiso con la higiene dental es fundamental. Llevar aparato, ya sea brackets o alineadores, implica un cuidado extra para evitar acumulación de restos de comida y mantener las encías sanas. En el caso de los brackets, puede ser un poco tedioso al principio usar los cepillos interdentales, pero luego se vuelve parte de la rutina. Con los alineadores, el reto no es tanto la limpieza como el hábito de sacarlos y ponerlos correctamente para que el tratamiento funcione.

Algo que me ayudó fue prestar atención a lo que comía. Aunque se pueden disfrutar casi todos los alimentos, los ortodoncistas me advirtieron sobre el riesgo de masticar cosas demasiado duras como frutos secos o caramelos, que pueden dañar los brackets o manchar el material transparente de los alineadores. Eso, junto con las visitas periódicas que programan para hacer ajustes y controles, me hizo darme cuenta de que todo el proceso es mucho más llevadero con una buena planificación y siempre manteniendo una comunicación abierta con tu clínico.

Tener una sonrisa alineada no solo es una cuestión estética, también afecta la salud bucal y la confianza en uno mismo. Ahora que estoy en pleno proceso, puedo afirmar que ver los primeros cambios en mis dientes me ha dado el impulso necesario para seguir cuidándolos como se merecen. Sin importar el aparato que elijas, siempre será una decisión que traerá grandes recompensas a futuro. Ese día en que me quiten el aparato y me vea en el espejo sabré que el esfuerzo habrá valido la pena, porque no solo habré alineado mis dientes, también habré ganado una sonrisa que refleje quién soy de la mejor manera posible.