Pañuelos, corbatas y cinturones destacan entre los complementos más utilizados en trajes de comunión para niños. Sin estos accesorios, la vestimenta de los comulgantes perdería parte de su elegancia y solemnidad, cualidades que son bienvenidas en este ritual sacramental, con el que se inicia la catequesis en presencia de los progenitores y de la comunidad parroquial.
El pañuelo de bolsillo es un remate común en chaquetas o americanas de primera comunión, generalmente de un color distinto, buscando el contraste. Se acomoda en el interior del bolsillo, de forma que su doblez superior sobresalga. Este accesorio, otrora la seña de identidad del galán, es un rasgo de buen gusto y ha sido utilizado con éxito desde la Antigua Grecia.
A riesgo de excederse en formalismos, el uso de corbata otorga al comulgante un aire serio y sofisticado, todavía graciosa en niños de diez años, que lucen como auténticos caballeritos. Como otros, este complemento está disponible en infinidad de colores y tejidos. Se recomienda optar por diseños sobrios, en armonía con una primera comunión.
Tampoco la pajarita pasa de moda en una primera comunión. Por más que haya quedado ‘desterrada’ de la vestimenta casual, este complemento transmite una imagen romántica y pintoresca, idónea cuando se desea prescindir del clásico atuendo de marinero, sin apostar por la modernidad del chaqué. En sentido opuesto, prescindir de la corbata y de la pajarita aparece como una decisión inteligente para quienes busquen un estilo más informal.
El cinturón, por su parte, es una alternativa interesante a los tirantes, que pese a su comodidad han quedado algo desfasados, incluso para este sacramento católico. Aunque los guantes —en particular, los de encaje— son más usuales en la etiqueta de las comulgantes, también ellos pueden lucirlo sin apartarse de la tradición. En trajes de marinero y almirante, el uso de guantes de algodón es infrecuente pero no desentona, y puede constituir un toque de originalidad y estilo capaz de sorprender a los invitados.