Hace ya mucho tiempo que no voy de camping y era algo que de verdad me gustaba, ya no porque había que dormir en las tiendas de campaña sino por pasar un tiempo de calidad con los amigos sin ninguna clase de preocupaciones. Yo siempre iba en la tienda con el mismo, un amigo mío que es cocinero y siempre nos preparaba la comida para mi y para él. Mi labor era llevar mi camping gas, y algún cacharro en el que pudiésemos cocinar. Por norma general siempre cocinábamos arroz o pasta, pero él siempre se sabía algún truco para que nuestros platos siempre supiesen mejor, normalmente le echaba huevo batido a casi todo lo cual sí que le daba mejor sabor al arroz o a la pasta. Siempre que hemos ido de camping juntos nunca he pasado hambre y eso que no es que llevase demasiadas cosas para comer. Lo que solía llevar siempre era un paquete de pan de molde y un poco de chorizo en lonchas que no hace falta tener que guardarlo en frío y se conserva bien y a lo mejor un poco de crema de cacao para untar en el pan, y eso era todo lo que llevaba para comer.
Pero otro de mis amigos que solía venir de camping con nosotros, era un enamorado de las conservas y siempre se llevaba almejas conserva y zamburiñas en conserva o lo que encontrase en lata de conservas en casa. Hasta cuando íbamos a visitarlo a la universidad mayormente se alimentaba a base de latas de conservas, salvo cuando íbamos nosotros que le hacíamos que nos llevase a comer unas hamburguesas o algo así.
Era muy divertido ir de camping con los amigos, pero al ir creciendo y teniendo hijos y responsabilidades ha sido más complicado para nosotros poder seguir yendo de camping en verano. Ahora nos tenemos que conformar con ir a comer a casa de alguno de pascuas en flores con todos los niños, en la última comida este verano ya éramos diez adultos y seis niños, menos mal que teníamos sitio de sobra para jugar y una playa muy cercana.