“Tienes que dejar de soñar, si sigues por ese camino te darás un tortazo”. Mi primera escuela de cine fue una experiencia muy negativa. Apenas estuve unos meses por unos temas personales, pero además no logré empastar con el ambiente que allí viví, ni con la mayoría de compañeros ni con buena parte de los profesores. Es cierto que llegué con demasiados ‘pájaros en la cabeza’ pero creo que fueron demasiado duros conmigo.
El cine para mí siempre ha sido una forma de soñar, de aislarme de la realidad. Muchos de mis directores preferidos se refieren de esa manera al séptimo arte y trataba de seguir su ejemplo. Pero es evidente que no todos podemos tener un talento único. También hay que aprender la técnica, clavar los codos y, en suma, aprender el oficio. De alguna manera, eso era lo que me estaban diciendo en la escuela de cine, aunque considero que no con las formas adecuadas.
Pero el tiempo pasa y uno va perdiendo un poco la candidez se da cuenta que esto no solo es arte, sino que también es trabajo. Y si se quiere trabajar de algo hay que esforzarse y no solo tener fe. Porque yo de imaginación iba sobrado pero un poco menos de esfuerzo. Con el tiempo, opté por cursar un Master en Dirección Artística para Cine en Madrid con el objetivo de dirigir mi carrera hacia un ámbito más concreto. La cuestión es que aparcaba de momento mis sueños de ser el mejor director desde Orson Welles y trataba de desarrollar algunas de mis aptitudes de forma más profunda.
Por ejemplo, uno de los aspectos que se desarrollaban en el master era la tecnología aplicada al diseño. Se trataba de ponerse con una serie de programas usados en diversos sectores laborales pero que también se aplican al cine o la televisión. Hace unos años jamás me hubiera planteado estudiar ‘programas para hacer cine’, pero una vez que los probé me di cuenta de la importancia que pueden adquirir en nuestra época.
También ayudó en este Master en Dirección Artística para Cine en Madrid el hecho de que algunos profesores fueran realmente empáticos y entendieran las particularidades de mi formación previa y mi talento. Solo así puedes sentirte seguro en una actividad de formación.