De gira con el grupo

Conocí a la banda porque se habían pasado por el estudio de donde trabajé un tiempo. Era un grupo con cierta repercusión por aquella época y el propietario del estudio, mi jefe, los recibió como ‘estrellas’. Y aunque a la hora de grabar se comportaron de forma bastante profesional, en los tiempos muertos hacían un poco de ‘rockstars’, algo que yo pensé que estaba pasado de moda, pero para ellos, por lo visto, no.

Unos meses después me llegó la oferta. Mi jefe me ofreció a ir como ingeniero de sonido en la mini gira que iba a hacer el grupo por España. Eran quince días, con 10 bolos. Al principio dudé por lo que había visto del grupo en el estudio, pero luego acepté ya que nunca había estado de ingeniero principal de sonido en directo.

Tras el primer concierto, llegaron los problemas. Para la prueba de sonido del día siguiente, no había grupo. El manager me dijo que el bajista estaba indispuesto. Me acerqué al autobús del grupo y el tipo estaba casi delirando. Bebía mucho y aquella noche se había pasado más de lo habitual. Y estábamos a principio de la gira. Cuando un par de horas después recuperó un poco la normalidad, se echó a llorar pidiendo perdón. Hablaba de los tipos de cancer de higado y que tenía miedo a morir: una cosa de locos.

Tras terminar con la prueba de sonido cinco horas después de lo organizado en un principio, coincidí con el bajista en la cena anterior al concierto. Me dio un poco de apuro después de lo que había visto, pero él ya estaba recuperado. Se puso a hablar conmigo con normalidad de temas intrascendentes pero después se puso serio con lo de sus ‘aficiones’. No quería que me llevara una mala impresión por ser el nuevo. Me dijo que estaba pasando una mala racha y que le estaban haciendo pruebas por lo los tipos de cancer de higado. Que quería dejar de beber pero que de gira no podía dejarlo.

No volví a trabajar con ellos, pero por mi jefe supe que tras aquella gira, el grupo lo dejó una temporada para que el bajista se recuperara de sus problemas y, por lo que oí, lo logró.

El carnaval de Venecia

Siempre me ha gustado el carnaval, eso de disfrazarse y perder un poco la vergüenza durante unas horas. En España, los carnavales tienen bastante tradición, sobre todo en el sur o en las Canarias. Pero existe un carnaval en Europa que, dicen, es diferente a todo: el de Venecia. Cuando compramos los billetes para ir a Venecia tengo que decir que ni siquiera sabía que era carnaval, me di cuenta después.

El invierno no es la mejor época para conocer Venecia, por el frío y la niebla, pero febrero es, por el contrario, uno de los meses en los que menos llueve: así te evitas el riesgo de acqua alta. Pero eso sí, hay que abrigarse bien. A los pocos días de comprar los billetes de avión, caí en la cuenta del carnaval: estaríamos en Venecia justo en los últimos días de la fiesta. Y entonces empecé a maquinar mi plan carnavalesco.

En un principio mi mujer no estaba muy por la labor, pero, poco a poco, la fui convenciendo. Mi idea era ir disfrazados, pero intercambiando los papeles: ella iría de hombre y yo de mujer. Uno de los problemas era el calzado de mujer, cómo me desenvolvería con los zapatos de tacón, pero no sería la primera vez que me disfrazaba de mujer en un carnaval, y seguro que no será la última. Aunque no voy del todo fino con zapatos de tacón, yo creo que con vestido y todo no se iba a notar.

Mi mujer y yo tenemos una altura parecida, así que por ese lado tampoco habría problemas. De todas formas, si queríamos hacerlo bien yo había pensado en alquilar los trajes por internet o, al menos, tener apalabrados los trajes antes de llegar: una vez allí nos iba a llevar demasiado tiempo localizar unos trajes adecuados. Obviamente, debíamos probarlos primero, pero todo fue mejor de lo esperado. El calzado de mujer me iba perfecto pero el traje me quedaba un poco regular en algunas partes: los de la tienda de disfraces fueron muy comprensivos, se ve que no éramos la primera pareja que jugaba a ese “juego”.

PUEBLO DE CELÍACOS

En un reportaje que vi el otro día en la televisión, descubrí que había un pueblo en asturias en el que casi todos sus habitantes eran celíacos. Deberían de conseguir Muestras biológicas para la investigación de este fenómeno, porque no es normal que en un pueblo haya tanta gente que sea celíaca. En el reportaje empezaban a hablar de que en ese pueblo había la mayor cantidad de panaderías de pan sin gluten en España, y de ahí hablando con la gente que iba a comprar el pan a esas panaderías, se descubrió que en ese pueblo la gran mayoría de la gente era celíaca. Y lo que pude descubrir en este reportaje es que los que sufren esta enfermedad aparte de sufrirla tienen que pagar de más por lo que se vayan a comer, una barra de pan sin gluten vale casi tres veces lo que vale una barra de pan normal. Eso no creo que sea normal, me parece que estas personas necesitan que les ayuden más que les encarezcan los precios de los productos que necesitan para poder comer y vivir diariamente. Basta de poner excusas de que vale mucho más la harina para hacer el pan sin gluten. La hija de uno de mis amigos es celíaca y un día me dieron la oportunidad de probar un trozo de pan para celíacos y pude corroborar que estaba realmente malo.

 

Los celíacos hasta no hace muchos años para mí era algo muy extraño, conocí al primero en el instituto y a partir de ahí empezaron a aparecer celíacos como si fuese una epidemia. Quiero entender que los médicos de nuestra juventud no tenían los medios para diagnosticar esta enfermedad, porque no entiendo cómo antes no había celíacos y ahora están por todas partes. El los supermercados hoy en día casi todos los productos están libres de gluten. Debería haber productos con y sin gluten, para los que no somos intolerantes al gluten y queremos comer cosas con gluten. Pero al parecer ya no tenemos la opción de elegir lo que queremos comer libremente sin que nos lo impongan.

Descubriendo los espejos de casa

Hacía tiempo que no estaba contenta con mi aspecto. Me miraba en el espejo y no me gustaba lo que veía. Tampoco es que estuviese muy preocupada. Mi marido me decía que me veía muy bien… pero es que es un Sol: él sabe que he ido cogiendo kilos en los últimos años. Y tampoco estoy tan mayor: no debería haberme dejado así, pero con el trabajo y los hijos, a veces una se olvida de sí misma.

Por mediación de una amiga conocí la liposucción sin anestesia. Yo ya tenía algo de experiencia en cirugía estética porque me había operado la nariz años atrás. Tenía un problema de respiración y aprovechando que debía operarme me hice un retoque estético. Quedé supercontenta, pero por aquel momento no me planteaba en absoluto otro tipo de operaciones… que me sonaban a gente que sale por televisión.

Pero mi amiga me dijo que existía una técnica nueva para quitar esos kilos de más sin necesidad de anestesia. A mí me sonó todo un poco a cuento chino, pero me lo apunté. Un tiempo después volví a quedar con mi amiga y vino estupenda: se había hecho una liposucción sin anestesia. Dijo que al principio estaba un poco asustada, pero que los efectos habían sido mucho mejor de lo esperado.

Por supuesto, me dijo, una liposucción no hace milagros, tan solo ayudar a modelar: es una especie de acicate también para cuidarse más. Así que yo empecé a valorar muy seriamente ‘copiar’ a mi amiga.

Con todo, preferí acercarme a una clínica a preguntar por este tipo de técnica. Decidí ir a la misma que me habían hecho la rinoplastia porque había quedado muy contenta. Y sí, en esa clínica también practicaba la liposucción. Me citaron una semana más tarde para hablar más detenidamente con el cirujano y salí convencida.   

Aunque se trata de una técnica que puede ser menos efectiva que la liposucción normal, es más barata y menos invasiva, asegurando una convalecencia más corta. Lo que yo busco, en realidad, es una pequeña ayuda para ponerme en marcha y descubrir, otra vez, los espejos de mi casa.

DIFERENCIAS DE GUSTOS

¿Alguna vez habéis visto el programa de los gemelos que decoran casas en los estados unidos? Es un programa bastante entretenido pero siempre se repiten bastante las mismas situaciones. Lo que sí me he dado cuenta es que los americanos son demasiado exigentes, en nuestro país no somos tan complicados a la hora de reformar una casa. Los americanos lo quieren todo, y todo nunca se puede tener, los españoles tenemos eso muy claro y no somos tan exigentes como lo son ellos.

 

Además, nosotros somos mucho más realistas, en las casas que salen en este programa vivir es prácticamente imposible, pero más que nada porque las distribuciones que tenían estas casas no eran distribuciones con las que se pudiese vivir con comodidad. Al final lo que se hace siempre en estas casas es cambiar la distribución, para que de este modo tengan más espacio utilizable, tirando unos pocos tabiques ya consiguen la amplitud que necesitan los dueños de la vivienda. Una vez que tiran los tabiques, siempre modernizan la cocina y le colocan una isla en medio. No sé qué obsesión tienen los americanos con las islas, ¿si tampoco es que queden tan bien? Personalmente prefiero tener una mesa que puedas mover en cualquier momento y para sentarse a comer tampoco es que sea muy cómoda, ya que no puedes meter las piernas debajo como con una mesa.

 

Nosotros no nos dedicamos a hacer tantas reformas, preferimos darle un par de manos de pintura al piso y a colocar unos screen estores y con eso ya tenemos la reforma hecha. Si fuésemos como los americanos no terminaríamos las obras en casa nunca. Además, creo que los albañiles que salen en ese programa de la tele trabajan mejor que los albañiles que tenemos en españa, que a decir la verdad son una vergüenza. Tardan mucho más de lo que han dicho en un principio y si fuese poco en muchas ocasiones te dejan la obra parada durante varios días sin dar ninguna clase de explicación.

 

Lo mejor que tiene este programa es que ves soluciones que no se te ocurrirían nunca.

¿Son iguales todas las carnes grasas?

Si quieres adelgazar o bajar tus niveles de colesterol seguro que te han dicho que tienes que dejar de consumir carnes grasas. Pero ¿son todas las carnes que contienen grasas iguales? La verdad es que no y resulta importante conocer sus diferencias.

Si tus compras un trozo de carne de ternera, por poner un ejemplo, puedes encontrarte con carne que tiene un borde con mucha grasa, como puede suceder por ejemplo con las chuletas para hacer a la parrilla. Esa grasa blanca de los bordes es la que siempre hay que evitar porque es la más perjudicial tanto para el colesterol como para perder peso.

Podemos decir, por simplificar de algún modo, que estamos hablando de la gordura del animal, de la grasa que este ha acumulado y que, por tanto, es la que tiene niveles más altos de colesterol. Algo muy diferente de lo que ocurre con la grasa entreverada que algunos cortes contienen en pequeña cantidad. Por ejemplo, si tienes un trozo de carne de ternera para asar es habitual que tenga pequeñas cantidades de grasa entreverada que son los que hacen que la pieza resulte más jugosa.

Esta grasa entreverada es una gran fuente de Omega 6, fundamental para la salud no solo del organismo en general, sino también de las venas y de las arterias. Por eso, desde siempre nos han dicho que este tipo de cortes no son malos para la salud.

El problema en los tiempos actuales es la alimentación de los animales. Si los animales han sido engordados de manera artificial con piensos, esa carne en general no será de gran calidad y tampoco lo va a ser su grasa, que hay que evitar. Puestos a consumir esta carne de calidad cuestionable pero que muchas veces es la única de la que se dispone, hay que elegir siempre trozos totalmente magros para evitar esas grasas malas.

Por el contrario, en la carne de animales alimentados con pasto, la grasa entreverada no es un problema, sino que es la fuente de Omega 6 de la que hemos hablado. Por decirlo de algún modo, es el equivalente animal a la grasa Omega 3 del pescado, aunque deben de consumirse en menor cantidad. Por eso, si tienes la suerte de conocer el origen de la carne que consumes o las garantías de que procede de ganado ecológico, puedes consumir estos cortes con grasa entreverada de forma moderada sin temor al colesterol o al aumento de peso.

Afrontar un diagnóstico de cáncer

Cuando una persona es diagnosticada de cáncer lo normal es desear acceder a una segunda opinion medica cancer. Es una reacción lógica a la que el paciente tiene todo el derecho, ya que estamos hablando de una de las enfermedades más temidas por los pacientes y es normal que quieran asegurarse de que no se ha cometido un error en el diagnóstico.

Pero no se trata tan solo de asegurarse de que se padece cáncer, sino también de que los tratamientos que se proponen sean los adecuados y los mejores en cada caso, ya que de cómo se trate la enfermedad va a depender el éxito del tratamiento en cierta medida.

No es fácil afrontar un diagnóstico de cáncer, ni para la persona afectada ni para su familia. Es normal que en un principio no se acepte la realidad, pensar que algo así no puede estar sucediéndole a uno y que tiene que ser un mal sueño del que se va a despertar. Pero con el paso del tiempo, el diagnóstico se hace más real y pueden llegar otras etapas, como la depresión al ver a lo que se están enfrentando.

Cuando se desea un segundo diagnóstico sobre el cáncer y su tratamiento lo más conveniente es no acudir a un médico del mismo equipo que nos ha evaluado la primera vez, ya que normalmente no va a contradecir a un compañero con el que trabaja e incluso puede haber participado en la evaluación. Por eso, lo más recomendable es acudir a un centro diferente en el que nos vea una persona que no nos haya visto antes y que no tenga relación con el primer doctor o doctora que nos ha diagnosticado. Incluso puede desconocer quién ha sido.

Si ambas propuestas de tratamiento son contrarias, lo normal será acudir a un tercer profesional, pero podemos encontrarnos con que terminamos recibiendo un consejo que nos guíe por un tercer camino. Esto suele ser así en casos complicados o en tipos de cáncer poco comunes para los que no hay protocolos de actuación muy claros.

En estos casos lo mejor es valorar qué profesional nos ofrece más confianza por su trayectoria, por el equipo con el que trabaja y también por los medios con los que cuenta en el centro en el que ejerce su profesión. Una vez tomada la decisión, hay que seguir sus consejos y confiar en su criterio para plantarle cara al cáncer.

Cuentas online para todas las edades

¿Te has planteado la evo cuenta inteligente pero temes no acostumbrarte a las cuentas online? Este es un temor que han planteado muchas personas que superan los sesenta años y que temen no ser capaces de manejarse con una cuenta bancaria sin oficina. Especialmente, si estas personas no tienen una gran experiencia con Internet.

Pero el proceso para abrir una cuenta Evo es muy sencillo y el manejo de la misma también. Para empezar, es normal que el banco te pida una copia de tu DNI y seguramente te plantees cómo se envía una copia por Internet. Es tan sencillo como enviar una foto. Seguro que has mandado más de una foto por WhatsApp o a través del correo a tu familia, así que no tendrá más complicaciones que esto.

El manejo diario de tu cuenta es mucho más sencillo que con la libreta. En cualquier momento podrás abrir la cuenta y, de manera altamente intuitiva, ver si se han pagado todos tus recibos o si has recibido el pago que estabas esperando. Incluso puedes enviar una transferencia a tu hijo que está estudiando fuera de manera muy rápida y para que le llegue prácticamente al momento.

Por supuesto, este tipo de cuentas tienen un servicio de atención al cliente para resolver cualquier problema que pueda haber. Manejar tu cuenta online te llevará muy poco tiempo, así que la abras y veas como funciona un par de veces ya no necesitarás nada más. Para que estés más tranquilo, puedes abrir la cuenta con una pequeña cantidad de dinero y aprender su manejo antes de cambiarte totalmente a  la misma.

Un buen estímulo para aprender a estas alturas a manejarse con una cuenta online es el ahorro. Y es que con al cuenta Evo no hay comisiones y, además, contarás con una cuenta corriente para tus gastos diarios y una cuenta de ahorro para tener tu dinero y conseguir intereses. Y como ambas cuentas están conectadas podrás mover dinero de una a otra sin problemas y sin penalizaciones ya que los intereses de los ahorros se cobran de manera mensual.

Y si tu problema es que no tienes un ordenador, no tienes que preocuparte ya que puedes manejar tu cuenta Evo a través de tu teléfono móvil gracias a una sencilla aplicación que te ayudará a gestionar tu dinero de forma sencilla y muy rápida.

Financiar operaciones estéticas, ¿por qué no?

¿Te has planteado la posibilidad de una liposucción financiada en vigo? Tal vez, si lo has hecho, algunas personas de tu entorno te hayan dicho que no es buena idea, que este tipo de gastos son superfluos y que no deberías de meterte a pagar plazos todos los meses para un capricho. Seguro que lo has oído, ¿verdad? Igual te lo han dicho tus padres o amigos. Pero seguro que nadie de los que te lo han dicho tiene un problema con cómo se ve en el espejo.

Pues es un mal consejo el que te están dando ya que todos sus argumentos son fácilmente rebatibles. Para empezar, ¿es la liposucción un gasto superfluo o un capricho? No. Para nada. Invertir en uno mismo es lo más importante que se puede hacer. No debería de haber nada más importante. Pero, además, seguramente esa misma persona que te reprocha que financies esta operación está pagando a plazos un televisor que no necesitaba por el simple placer de tener otro más grande o una reforma en su baño porque quería una ducha con hidromasaje.

Hoy, la mayoría de las cosas que compramos lo hacemos con una financiación y eso no tiene nada de malo, sobre todo si encontramos una financiación adecuada. Algunos centros estéticos nos permiten financiar las intervenciones en varios pagos sin intereses, lo que hace que no estemos gastando ni un euro más que si lo pagásemos al contado, pero lo estemos haciendo sin esfuerzos.

Incluso en el caso de tener que pagar algunos intereses, solo hay que preguntarse qué significa para ti esa operación y qué mejoras traerá en tu vida. Seguramente, se te ilumine la cara solo con pensar en que te verás mejor, que tu ropa te va a sentar como siempre habías pensado y que ya no será para  ti una pesadilla el ver tu reflejo en el escaparate de un comercio cuando justo se visualiza esa parte de tu cuerpo que no te gusta.

Pues todo eso, bien merece que inviertas el dinero. Tu felicidad es importante y mientras que unos la logran con una televisión de más pulgadas, otros lo hacen quitándose esa grasa localizada que les está haciendo sentirse mal día tras día.  Y si puedes pagarlo en cómodos plazos que harán que no te suponga un esfuerzo el ver tus sueños hechos realidad, ¿qué tiene de malo conseguir lo que deseas?

Leche sin lactosa, ¿buena para adelgazar?

Es frecuente que cuando un producto lleva poco tiempo en el mercado de lugar a confusiones. A veces, algunas de ellas perduran en el tiempo y se instalan en la mente de las personas siendo complicado cambiar los esquemas, aunque poco a poco se logra hacerlo. Es el caso de la leche sin lactosa, un producto que ya no es tan nuevo en los mercados, pero sobre el que todavía se suelen decir cosas que tienen poco o nada que ver con la realidad.

Hoy, todas las marcas importantes de leche tienen variedades sin lactosa, un buen ejemplo es central lechera asturiana sin lactosa que se puede encontrar entera, semidesnatada y desnatada. Pero muchas personas no tienen claro qué significa “sin lactosa” y que cualidades tiene esta leche.

Un buen ejemplo lo tenemos en una situación que muchos intolerantes a la lactosa han vivido en cafeterías de todo el país. Al preguntar por la leche sin lactosa, les dicen que no hay, pero que pueden ponerles leche desnatada. Muchas veces, la persona intolerante se queda un poco sorprendida por la respuesta, sobre todo cuando el camarero o camarera insiste en que esa leche le hará menos daño.

La confusión viene de algunas personas saben que la lactosa es un azúcar de la leche e interpretan que la leche sin lactosa es en realidad leche sin azúcar. Como la leche desnatada engorda menos, deducen que es porque no tiene azúcar y, por tanto, tampoco tendrá tanta lactosa.

A esta idea contribuyen algunas publicidades de leche sin lactosa que hablan de “sentirse ligero” con esa leche. Evidentemente, es una forma elegante de decir que esa leche no va a causar flatulencias en la persona intolerante, pero muchos asocian que la leche sin lactosa adelgaza.

Es cierto que la lactosa es un azúcar de la leche, pero realmente, no se elimina de la leche. Se le añade lactasa, un enzima digestivo que ahora se ha logrado producir artificialmente y este actúa sobre ese azúcar deshaciendo sus moléculas y dividiéndolas en dos azúcares diferentes que son fácilmente asimilables por los intolerantes.

Por tanto, la leche sin lactosa tiene las mismas calorías que la leche normal. Si se compra leche entera, da igual que sea con o sin lactosa y lo mismo pasará si la leche es desnatada. Sobre la hinchazón abdominal, la leche solo causa este efecto en los intolerantes y no se trata de engordar, sino de acumular gases por una mala digestión.