Recuerdo cuando trabajaba en una empresa de comida precocinada y todos los días me tocaba hacer las etiquetas que iban a llevar cada producto y por culpa de tener unos equipos informaticos industriales anticuados, todos los días tenía casi siempre los mismos problemas y no os creáis que me los cambiaron durante los tres años que estuve trabajando en ese lugar. Durante todo este tiempo tuve que pelear diariamente con unos ordenadores que no estaban en las mejores condiciones para poder trabajar. Por fortuna con el tiempo ya sabía cómo tratar con esos ordenadores aunque de vez en cuando seguían dándome quebraderos de cabeza que me costaba resolver.
Supongo que esta situación le sonará a más de uno, aunque lo más normal es que los ordenadores de una empresa seria tienen que funcionar a la perfección y tener a un encargado de mantenimiento que se encargue de que todos los ordenadores estén en las mejores condiciones posibles.
Creo que mis jefes no eran conscientes de que los ordenadores que teníamos que utilizar todos los días no estaban en buenas condiciones. Pero me parece que lo que pasaba era que el jefe no quería gastar un duro en material nuevo mientras pudiésemos seguir sacando el trabajo con el material que teníamos. De eso me di cuenta con el paso de los años, ya que cuando el jefe venía por la nave donde trabajábamos, que no era demasiado a menudo, se pasaba el tiempo insistiéndome en tener las luces que no necesitásemos siempre apagadas para gastar lejos. Yo le decía que sí para mantenerlo contento, pero para mi mismo pensaba, “voy a perseguir yo que el resto apague las luces que no utiliza, este señor no creo que lo esté pensando demasiado”. Si quería economizar lo mejor es que estuviese más a menudo en la nave y menos hablando por teléfono.
Un tiempo más adelante se demostró que mis jefes no sabían suministrar el dinero y tuvieron que vender la empresa a otra en otra comunidad autónoma y los trabajadores nos tuvimos que buscar la vida con otros trabajos, cuando era posible encontrarlos.