Entre Finisterre y la ría de Vigo se extiende una región inseparable de la vitivinicultura, las Rías Baixas. Una de sus características más notables es la diversidad de uvas tintas que se cultivan en el territorio, de clima y orografía particularmente aptos para los viñedos de estas cepas.
El vino tinto espadeiro es sin duda uno de los grandes desconocidos de las Rías Baixas fuera de Galicia, quizá por su producción minoritaria en esta área costera frente al albariño y otras variedades de mayor resonancia. Destaca por su gran cuerpo y grado de acidez, sin olvidar el singular tono cereza de sus uvas y los aromas afrutados que desprenden.
Por su parte, la uva loureiro da lugar a tintos de color, aroma y sabor excelentes, siendo también escaso en su producción. Por lo general, se emplea en la elaboración de caldos monovarietales y se le reconoce fácilmente por las pequeñas dimensiones de sus racimos.
Tampoco la uva tempranillo es de las más cultivadas y utilizadas en la vitivinicultura de las Rías Baixa, circunstancia que no impide a los consumidores de la región encontrar vinos elaborados con esta variedad de uva, de exquisita calidad. Respecto a sus características, sorprende el aspecto compacto de sus racimos y tono rubí de sus caldos.
Originaria de Galicia es la uva caíño, una cepa muy cultivada y estimada tanto en la D.O. Rías Baixas como en la D.O. Ribeira. Los tintos elaborados con dicha variedad, cautivan por su toque frutal y alta acidez, siendo reconocible también por el tamaño mediano de sus racimos.
Hablar de las uvas merenzao y mencía es hacerlo de dos de las variedades tintas más aclamadas de las Rías Baixas, siendo cultivadas asimismo en Monterrei, Ribeira Sacra y Valdeorras. Estas cepas producen caldos de escasa acidez, ricos en azúcares naturales y con una concentración de taninos fuera de lo común.