La clínica de ginecología en Vigo llevaba años funcionando y se centraba en atender y tratar las afecciones propias de las mujeres, así como en la atención durante todo el proceso de gestación hasta la llegada del bebé. La clínica contaba con un equipo de médicos altamente cualificados y experimentados, todos ellos dedicados a proporcionar una atención de primera clase a sus pacientes.
Un día, una nueva paciente entró por la puerta. Era una mujer joven que parecía haber pasado por un momento difícil. El médico de guardia en ese momento la saludó y le preguntó qué la traía hoy. La mujer le explicó que había sufrido recientemente un aborto espontáneo y que le costaba superarlo. Dijo que no sabía a qué atenerse y que necesitaba ayuda para reconducir su vida.
El médico la escuchó con simpatía y le habló de los servicios que ofrece la clínica. Le aseguró que estaría en buenas manos con él y su equipo, y que harían todo lo posible para ayudarla a superar este difícil momento de su vida. La mujer aceptó agradecida su oferta y comenzó el tratamiento en la clínica.
El médico no tardó en conocer bien a su nueva paciente. Se enteró de todas sus esperanzas y sueños, así como de sus miedos y preocupaciones. Con su orientación y apoyo, la paciente empezó a recuperarse emocionalmente de su aborto. Recuperó la fuerza tanto física como mentalmente, gracias a la atención compasiva del equipo de la clínica ginecológica en Vigo.