¿Por qué los diamantes nos parecen tan elegantes?

Cuando queremos impresionar, sacamos nuestras mejores armas: los vestidos que sabemos que nos sientan mejor, las joyas más exclusivas, los zapatos de firma más rompedores… Pero hay detalles que van a marcar la diferencia por encima del resto. Un vestido con un corte bonito y en un color de moda puede ser adecuado, pero si se completa con un collar diamante solitario era absolutamente perfecto. Pero, ¿qué tienen los diamantes para que hagan que todo se vea más elegante?

Para empezar, los diamantes tienen una belleza que fascina a todos los que los ven. No en vano son tan valiosos, la gente los quiere porque son bonitos y tienen un brillo único. No se puede imitar con cristales o circonitas ya que por muy logrados que estén, nunca tendrán el mismo aspecto.

También es cierto que cuando sabemos que algo es muy exclusivo, nos resulta todavía más atractivo. Y los diamantes lo son. No solo porque tienen un gran valor en sí mismos, sino porque este tipo de piedras no suelen engarzarse en bisutería, sino en metales preciosos que hacen que se realce su belleza y también que aumente su valor.

Además, los diamantes no suelen ser ostentosos. Es cierto que siempre hay excepciones y quién se cree que por tener una piedra más grande o engarzada en un collar de oro más grueso, estarán más elegantes, cuando lo cierto es que solo consiguen quedar como unos petulantes y unos vulgares. Como se decía antes, es un claro indicativo de nuevos ricos que tienen dinero, pero carecen de gusto.

Un diamante en una bonita cadena de oro sencilla puede ser más que suficiente para que la mujer que lo luzca se vea mucho más bonita y elegante. Y si se trata de una mujer joven, cuanta más sencillez tenga la joya, más elegante y hermosa lucirá. Las piezas ligeramente más recargadas, que no exageradas, son ideales para mujeres en edad madura o para señoras mayores. Los diamantes, aportarán elegancia a todas ellas, pero cada una con su tipo de joya más apropiado.

Todo esto hace que los diamantes sean un regalo muy especial que se ha unido a lo sentimental porque suele ser una piedra habitual en los anillos de pedida o en los regalos de aniversario. Pero que también podemos regalarnos a nosotras mismas si nos apetece hacerlo, ya que siempre vamos a acertar con nuestro gusto.